Un primer gran reto: “La dictadura perfecta”

El punto de inflexión en su trayectoria llegó cuando trabajó en la película “La dictadura perfecta”. En esta producción, el maquillaje no solo cumplía un propósito estético, sino que era fundamental para dar vida a los personajes. “Fue una experiencia emocionante y desafiante. Aprendí a trabajar con efectos especiales, prótesis y técnicas que añadían realismo a cada escena”, comenta. Transformar rostros para contar historias reales y complejas le hizo entender la profundidad de su profesión: “El maquillaje no solo transforma rostros, transforma historias”.
Colaborar con artistas de renombre y un equipo multidisciplinario le enseñó la importancia de la creatividad colectiva y la paciencia. Esta experiencia afianzó su deseo de dedicarse a este arte que tanto ama.

Desafíos y perseverancia

La carrera de Yoseline no ha estado exenta de retos. Adaptarse a diferentes estilos y trabajar bajo presión son algunos de los obstáculos que ha superado con disciplina y dedicación. “A veces, las correcciones de último minuto pueden ser estresantes, pero aprendí a mantener la calma y confiar en mis habilidades”. También enfrentó las dificultades de abrirse camino en una industria competitiva, pero su pasión y el apoyo de quienes creyeron en su talento le ayudaron a superar cada barrera.

Un estilo único y personalizado

Lo que distingue a Yoseline Herrera es su enfoque integral y detallado. Para ella, cada rostro es único y merece un tratamiento personalizado. Se especializa en resaltar la belleza individual, adaptando cada maquillaje a las características y personalidad de sus clientes.
“Mi objetivo es que cada persona se sienta empoderada y especial con su look”, afirma.
Su parte favorita del proceso es trabajar en los ojos. “La mirada tiene una magia especial. Técnicas como el “smokey eye” o el “cut crease” pueden transformar por completo la energía de una persona”, explica con entusiasmo.

Para ella, decidir el look para cada cliente o proyecto es un proceso muy detallado y depende de varios factores clave. Siempre trato de crear algo que resalte lo mejor de la persona y que se ajuste perfectamente al contexto del proyecto.

“Primero me aseguro de entender las expectativas del cliente y conocer sus preferencias, el tipo de evento o ocasión y cómo quieren sentirse (elegantes, poderosas, naturales, etc.). Es fundamental tener en cuenta las características físicas de la persona: su tipo de piel, forma del rostro, color de ojos, etc. El maquillaje debe complementar la estructura facial y resaltar lo que hace único a cada rostro.
Cada persona tiene una energía y estilo único. Es fundamental que el look haga que se sientan seguros y cómodos. A veces el maquillaje refleja un cambio de actitud o personalidad, y otras veces, se trata de acentuar lo que ya tienen. Eso me ayuda a decidir si un look debe ser más audaz, sofisticado o casual.”
Este año, Yoseline destaca la popularidad del “look no makeup”, donde la frescura y luminosidad natural son protagonistas. Además, menciona el auge de los colores vibrantes y un enfoque creativo que permite a las personas expresar su personalidad. Para mantenerse actualizada, recurre a redes sociales, desfiles de moda y cursos especializados, siempre en busca de nuevas técnicas y productos.

Inspiración en cada trazo:

Para Yoselin uno de los nombres que resuena con fuerza es el de Luis Torres, un ícono de la industria del maquillaje. Su habilidad para transformar rostros con texturas y colores vibrantes es una fuente inagotable de inspiración. “Lo más admirable de su trabajo es cómo logra fusionar creatividad y técnica, creando looks que son obras de arte sin perder la esencia de cada rostro. Luis Torres nos recuerda que el maquillaje es una disciplina que permite innovar siempre y cuando se respete una base técnica sólida.”
Pero a veces, el primer mentor puede ser la figura que más marca una trayectoria. Ese fue el caso para ella y muchos profesionales que recibieron sus primeras lecciones de un maquillador experimentado que les enseñó las bases de la técnica, la importancia del conocimiento profundo de los productos y el trato profesional con los clientes. Estos principios no solo construyen una carrera exitosa, sino que fomentan valores como el trabajo en equipo, la disciplina y el aprendizaje constante.
Cada trazo, cada sombra y cada pincelada son una oportunidad para aplicar lo aprendido y llevar el maquillaje a un nivel superior. La mezcla de inspiración y formación continua es lo que permite a un maquillador no solo mantenerse a la vanguardia, sino también desarrollar un estilo propio y auténtico.

Mirando hacia el futuro

En los próximos cinco años, Yoseline Herrera se visualiza trabajando en grandes producciones cinematográficas y campañas de renombre. Sueña con lanzar su propia línea de maquillaje, centrada en calidad e inclusión, y compartir sus conocimientos a través de cursos y talleres. También busca consolidar su presencia en redes sociales para inspirar a una comunidad global.

“En resumen, me visualizo creciendo profesionalmente, diversificando mi carrera y logrando nuevos logros creativos. Mi objetivo es seguir siendo una inspiración en el mundo del maquillaje y, al mismo tiempo, seguir aprendiendo y compartiendo mi pasión con el mundo”.