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Carmen de la Parra

Carmen de la Parra

En esta edición de marzo tenemos a una mujer ejemplar en Durango. ¿Qué mensaje le darías a todas las mujeres duranguenses que te están viendo, que te están escuchando, que te están sintiendo? 

Primeramente que las mujeres podemos, que las mujeres debemos estar siempre preparadas para las circunstancias de la vida, y aunque a veces no lo estemos hay que salir adelante ante cualquier adversidad. 

 

Todas las mujeres debemos de trabajar, pero en grande, en equipo, en la familia, en la casa que no se cargue el trabajo y todas debemos de sentirnos útiles, sentirnos queridas por nosotras mismas, ser gente de provecho, de bien para la sociedad, todas podemos, todas debemos.


¿A qué se dedica la familia Blanco de la Parra?

Mi marido se dedicó siempre a la maquinaria pesada. A él le gustaba mucho andar en los caminos, al aire libre, y en equipo con mis hijos, seguimos haciendo eso.


Han sido el brazo derecho más grande que he tenido en mi vida, cuando estaban estudiando empezaron a trabajar, desde pequeños tuvieron que hacerlo y lo han hecho muy bien, han apoyado mucho a su hermana y a mí sobretodo.  


Cuéntanos Carmen, ¿Cómo inicio este revestimiento en tu vida? ¿Cómo comenzaste a trabajar con la maquinaria pesada?

José Antonio fue un gran hombre, un ser humano increíble, un esposo amoroso y un padre excepcional para mis dos hijos y una que venía en camino. Al fallecer, yo nunca pensé continuar, y estando en el velorio se acerca un ingeniero, yo estaba embarazada, y me dice: “Señora, usted va a seguir haciendo lo que hacía su marido”. Yo siempre andaba con él aunque anduviera muy lejos, recorrimos todo el Estado juntos. Y fue así como comencé a trabajar con la maquinaria pesada. Me tocó ser la primer mujer haciendo calles en Durango, tuve la gran fortuna de que un grupo de amigos se aliaron y constituyeron la Asociación de Industriales de Maquinaria Pesada en 1998. Soy socia fundadora y siempre estaré agradecida por todo el apoyo que me brindaron mis compañeros. 


Me encanta la maquinaria pesada, inclusive la misma construcción. No estudié eso, pero lo fui aprendiendo sobre la marcha. Fíjate que yo estudié enfermeria, nada que ver, pero una aprende a hacer lo que le toca hacer.


Lo dices muy fácil, pero ¿Cómo ha sido trabajar en un mundo de hombres?

No te puedo decir que difícil porque siempre tuve grandes aliados, apoyos, gente que con solo ver ayudaba, impresionante ver como hubo ese respeto hacia mi persona como única mujer, ya después tuve más amigas constructoras, y ahora hago equipo con ellas. Pero ya cuando mis hijos comenzaron a acompañarme fue la ayuda y el alivio más grande. 


¿Qué valores les has inculcado a tus hijos? 

Principalmente el respeto, el amor al prójimo, ayudar a quien lo necesite, la honestidad y el trabajo duro. 


Sabemos que eres una mujer muy activa, ¿Cómo comienzas tu día?
Carmen María y yo nos levantamos temprano, veo como amaneció, qué necesita, bajamos a hacer el desayuno porque llegan Carlos y Pepe a tomarse un cafecito. En  casa siempre ha habido mucha armonía a la hora de las comidas y muy respetados los horarios, tener siempre un desayuno preparado, una comida lista y una cena para finalizar el día con una plática constructiva.


Cuéntanos un poco de tu trayectoria laboral.

Presidí la Comisión de Desarrollo Urbano, donde me puse a estudiar y aprendí muchísimo. Participe en el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estrategico Urbano CIDEU. Después presidí la Asociación de Industriales de Maquinaria Pesada del 2014 al 2016, cabe mencionar que he sido la única mujer. Pertenezco a la Asociación de Funcionarias y Ex-Funcionarias de Durango, donde habemos puras entronas.


¿En qué proyectos altruistas ha participado Carmen de la Parra?

Un tiempo estuve trabajando en la Red Nacional para la Prevención de la Discapacidad. Aprendí muchísimas cosas acerca del ácido fólico, es algo que todo México y todo el mundo debe de conocer y debemos usar, previene un sin fin de discapacidades, hay que tomarlo en pareja, en familia, en la vida diaria.


Estuve en el equipo de Cruz Roja, me lleno de alegría, llené mi corazón de amor. Dure cinco años como vicepresidenta y un año como presidenta de un gran equipo, aprendí mucho, participé con los paramédicos, con los operadores, disfrutaba andar en las ambulancias, fue algo muy motivante.


Trabajé en el Centro de Atención y Socialización para Personas con Discapacidad, comencé con 70 niños en varios talleres y logré incluir a 115. Empezamos a remodelar los cursos, hicimos una panadería equipada totalmente, donde muchos niños con diferentes discapacidades tenían la fortuna de poder laborar, de tener una oportunidad de trabajo porque también se les cubre un salario. Se remodeló el taller de escobas y trapeadores. Con la ayuda de dos grandes amigas construimos el taller de repostería, le pusimos “La Casita”. Entre broma y broma me llegaron a decir la señora de las galletas, la señora de las escobas, la señora del pan, porque yo andaba vendiendo para que esos niños tuvieran un mejor sustento, fue una gran bendición apoyar al CAS.


¿Qué es lo que hace latir tu corazón?

Yo fui la mujer más feliz cuando Carmen nació. Pepe había muerto un 10 de mayo, ella nació un 11 de julio y vi un ser humano divino junto a mí. Entonces tuve que aprender lo que es el síndrome de Down. Tuve grandes oportunidades de tener unas terapias increíbles, tanto en Durango, como fuera de la ciudad, mi reina, es una niña modelo. 


Mi familia, mis padres, mis hijos, mis nietas me tienen viva me hacen sentir joven, son tres niñas que adoro y siento que me quieren, entonces ya con eso.


Pasar tiempo de calidad junto a mi hija, aunque tiene muchos espacios ya ordenados en su vida como clases de baile y de lectoescritura, me gusta acompañarla. 


Atender a mis papás, convivir con mis hermanas y estar pendiente de lo que mis hijos necesiten.

Mi padre Andrés de la Parra, mi madre Carmen Maldonado de la Parra son grandes personas que adoro. Mi papá hizo un gran trabajo en Durango como rotario, como empresario y todavía tiene su tienda abierta. Mi madre encantadora ama las manualidades y es perfeccionista para cocer, tejer, pintar, para todo. Cosa que desgraciadamente no heredé.


Tengo grandes amigos y amigas que no cambio por nada, han estado conmigo desde kínder, algunos me los he ido encontrando en el camino, pero para mí la amistad también es algo muy fuerte, muy grande.


Ese corazón tan humano que ha trabajado en tantas fundaciones, ¿Cuál es su anhelo?

Yo quisiera, y es muy importante que, Durango empiece a pensar en que ya tenemos una población muy grande de personas adultas con discapacidad, que ya no tienen un hogar porque sus padres ya murieron, porque sus hermanos están agotados, es natural y los están despidiendo ya de algunas escuelas, hay que hacer un lugar y un centro laboral para personas adultas con discapacidad. Me encantaría trabajar en eso, definitivamente. 


Eres ejemplo a seguir de muchas mujeres, yo incluida. ¿Alguna mujer en la que tú te inspires?, ¿Alguna mujer que te gustaría ser como ella?.

Mi madre ha sido un gran ejemplo para mi vida, mi tía Margarita que fue mi segunda madre, mi suegra adorada la señora Josefina. La madre Teresa de Calcuta, Rigoberta Menchú. He estado con Rigoberta en algunas reuniones, soy un asquel junto a todas las que te platique.


¿Qué sientes de ser mujer y haber logrado tantas cosas?

Me siento una mujer fuerte, me siento una mujer que le gusta trabajar, me siento muy querida por mis hijos, por mis padres, por mis hermanas, por mis nietas y ellos están sumamente correspondidos. A veces me siento débil, pero la sensibilidad también nos llegá, yo les pido a las mujeres que se preparen, que se preparen siempre para cualquier desempeño que tengan que hacer.