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Martín Vivanco

Martín Vivanco

​¿Quién es Martín Vivanco?
Un hijo, un hermano, un amigo. Un joven abogado, servidor público, apasionado de la lectura, de los viajes, de las buenas conversaciones.

¿De donde nace el interés por el mundo de la política y las letras?
Mi interés por las letras surge, como todo, por la casa. Los sitios donde crecí siempre estuvieron llenos de libros. Aunque soy un lector tardío -14 años- siempre fui muy curioso, y muy disciplinado en la escuela, lo cual facilitó el transito del estudio a la lectura por placer, cosas muy distintas. Mi interés por la política surge de las conversaciones que escuchaba en casa, y también de los libros. La literatura y la política tienen un hilo en común: las dos son una especie de rebelión contra lo que vemos en este mundo. La literatura te lleva a vivir otras vidas, porque uno está incómodo o insatisfecho con la realidad en la que vive. La política también emana de la inconformidad con el mundo como está y, por eso, uno busca cambiarlo a través de la acción política.
 
Has experimentado el vivir en diferentes países, has visto sus éxitos, riquezas pero también sus deficiencias. ¿Cómo ves a México? (en un término general)
México es entrañable. A veces no nos damos cuenta de lo rica que es nuestra cultura, de lo hospitalarios que somos los mexicanos, de los sabores que dejamos atrás cuando no estamos aquí. Veo un país que no acaba de dimensionar su peso en el mundo. Por ejemplo, cuando viví en Chile era impresionante el respeto que sentían los chilenos hacia nosotros. Allá se escuchan rancheras en varios pueblos, se idolatra a varios de nuestros artistas, de nuestros escritores, y, aunque no me lo crean, de nuestros políticos. Recordemos que México fue uno de los países que dio asilo a muchos de los chilenos después del golpe de 1973. En pocas palabras, creo que debemos dimensionar la maravilla de país que tenemos. En España, Francia e Inglaterra, donde por razones académicas también he tenido la fortuna de vivir, no eran pocas las veces que me sentía profundamente orgulloso de ser mexicano.  

Eres un joven duranguense con un puesto muy importante dentro del ámbito de vivienda, ¿qué buscas aportar a Durango?
El calificar un puesto de importante me parece un poco excesivo. No quiero pecar de modestia, pero mi puesto lo calificaría como un lugar en donde tengo la oportunidad de hacer cosas importantes, que es distinto. El puesto, por sí mismo, no vale mucho, lo que importa es lo que uno haga con él. Lo que busco es que las personas a las que me debo –los trabajadores de la Delegación, y los derechohabientes del Infonavit- sepan que di todo en mi trabajo. Que me enorgullece muchísimo ser parte de una Institución como el Infonavit, y que me recuerden como un delegado cercano a la gente, muy trabajador, y siempre dispuesto a escuchar.

¿Cuáles libros recomendarías a la actual generación duranguense y por qué?
Los clásicos; siempre los clásicos. El Quijote, los Hermanos Karamasov de Dostoievski, y todo lo que puedan leer de Shakespeare. Éstas, que son obras enormes, tienen la peculiaridad de que, al acabarlas, uno se conoce mejor a sí mismo. Eso es, a mi parecer, el valor principal de la literatura, y del arte en general. Del Quijote me llevó que la locura a veces es más sensata que la realidad, que el sentido común de Sancho compila la sabiduría de toda una época, y que todos necesitamos de una Dulcinea en nuestras vidas, de ese alguien que nos inspire a derrotar molinos de viento y ser mejores cada día. De los Hermanos Karamasov me quedo con la impresión más profunda de la naturaleza humana. Es un parricidio que desnuda a una familia entera, y que pone el dedo en la llaga a las preguntas más punzantes de la humanidad. El pasaje del Gran Inquisidor, en donde Jesús aparece en medio de una plaza en la Edad Media es genial. ¿Se imaginan que ahorita se apareciera en medio del Zócalo? ¿Qué pasaría? ¿Cómo reaccionaríamos? Pues eso está en este libro. En Shakespeare, como diría Bloom, está todo. Por ejemplo, en Hamlet el famoso monólogo de “ser o no ser” es una pregunta constante en nuestras vidas: todos nos preguntamos siempre si debemos de ser lo que pensamos que somos, o lo que somos. Este puente entre realidad y pensamiento es fascinante. Y así podría seguir con cada uno de estos libros. Más recientemente me marcó muchísimo un libro llamado “Adiós a los Padres” de Héctor Aguilar Camín. Es un libro sobre la muerte y el duelo, y sobre esa faceta oculta de la vida de nuestros padres: lo que ellos vivieron y que, en un principio, es inaccesible a los hijos. Me impresionó tanto que escribí un ensayo sobre el libro. Aquí se los dejo:
cultura.nexos.com.mx/?p=10791

¿Cual obra literaria describe a Martín Vivanco?
Uy no, ninguna. Uno es la suma de lo que lee, ve, siente y hace. Tratar de resumir mi personalidad en un libro sería algo excesivo.

¿Cuál es el secreto del éxito?
No lo sé, no creo ni saber qué es el éxito. Lo que sí sé es que el fracaso y la decepción casi siempre llegan cuando uno deja de escuchar a la gente que te rodea y te quiere.

¿Cómo es el estilo de vida de Martín?
Soy muy tempranero. Me levanto a las 5 de la mañana, leo un rato, practico box, corro, y luego me voy a la oficina a trabajar. En la noche vuelvo a leer y veo series o documentales. Los fines de semana escribo mi artículo semanal que se publica en La Razón, en el Periódico Victoria de Durango, y en mi blog: www.martinvivanco.mx/ Si estoy escribiendo un artículo para Nexos, entonces en las noches también escribo. Me encanta ir al cine y al teatro. También disfruto muchísimo de buenas conversaciones, de estar con mis mejores amigos –que aquí en Durango reencontré después de muchos años- y de bailar; bailar todo lo que se pueda. A veces lo que más disfruto es perderme en los ojos de una mujer que me encante; así puedo estar toda una tarde, varias tardes.

¿Que es esencial en la vida de Martín?
Libros, café y amigos.