OPINIÓN
Por ello, en este 2021, a casi 458 años de la fundación de Durango, esta ciudad es una verdadera joya de la corona que muchos locales y foráneos deberíamos admirar con otros ojos, distintos al desdén y al desinterés que pareciera existir.
Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por formar parte del Camino Real de Tierra Adentro, es una ruta histórica y el destino comercial por excelencia de la capital del estado. Sin embargo, a diario vemos con tristeza que los negocios cierran y que en las calles no resuena el bullicio y la esperanza de otros tiempos.
Nuestro Durango tiene todo para que sea descubierto, admirado y explotado. Si se trata de asombrarse con las maravillas arquitectónicas, cientos de edificaciones son la muestra de cómo los estilos barroco, neoclásico y art decó conviven y dan cuenta de momentos de florecimiento y grandeza.
Pero si lo que buscas es disfrutar de una experiencia gastronómica, nada como empezar la mañana con un delicioso café de olla y unas gorditas o un huevo con tortillas recién hechas en alguno de los desayunadores que se encuentran en el Barrio del Calvario. Con energía suficiente podrás recorrer los espacios peatonales y la hora de la comida será perfecta para degustar un caldillo durangueño o una comida corrida en las fondas del Mercado Gómez Palacio. A media tarde caerán como anillo al dedo unos dulces tradicionales, jamoncillos de leche o frutas cristalizadas y para cenar, por qué no unos tacos o unas hamburguesas o una pizza en horno de leña o seguir con los antojitos mexicanos.
Ahora que si tu idea de turismo incluye arquitectura, tradiciones y misticismo, en el Centro Histórico de Durango están ubicadas iglesias y templos que albergan tesoros artísticos e históricos y hasta han sido mudos testigos de historias de amor y de muerte que dan vida a nuestras leyendas.
Cierto es que con la pandemia los museos, teatros y otras atracciones turísticas operan con otras modalidades, pero Durango capital no deja de ser una ciudad que tiene actividades para todos los gustos y presupuestos.
Pasemos del desdén a la acción. Del adormecimiento al trabajo. Así pues, importante será que en la medida de nuestras posibilidades y de las restricciones sanitarias, disfrutemos y nos dejemos enamorar por nuestra ciudad; y consumamos lo local, apoyando a pequeños comerciantes, microempresarios y emprendedores que día a día son la cara amable en el corazón del norte de México.